PSOAS ILIACO, EL MÚSCULO DEL ALMA

POSTURA DEL GUERRERO

El Psoas Iliaco, es un grupo muscular especialmente implicado cuando practicamos Hatha Yoga. Aunque hablemos de él en su conjunto, está compuesto en realidad por dos músculos: el Psoas y el Iliaco. El Psoas surge de la última vértebra dorsal, y el Iliaco del hueso sacro. De ahí, ambos músculos descienden y se conectan con el fémur.

Podríamos decir, entonces, que el Psoas Iliaco une la espalda baja con las piernas. Tener este grupo muscular en plena forma determinará, en gran medida, nuestra postura corporal y la movilidad que tengamos en el tren inferior.
El psoas iliaco es un potente flexor de la cadera y un rotador externo del femur, es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano, que afecta a nuestro equilibrio estructural, amplitud de movimiento, movilidad articular y funcionamiento de los órganos del abdomen.

Es el único músculo que conecta la columna vertebral (las 5 vertebras lumbares) con las piernas, el responsable de mantenernos de pie y el que nos permite levantar las piernas para caminar.
Un psoas sano estabiliza la columna vertebral y proporciona apoyo a través del tronco, formando además un buen estante para los órganos abdominales.

MÚSCULOS PSOAS -ILIACO

órgano de recepción

El psoas es también un “ÓRGANO DE PERCEPCIÓN” con un gran componente emocional, compuesto por tejido bio-inteligente, que encarna literalmente, nuestro deseo más profundo de supervivencia y de florecer.
Es decir, es el MENSAJERO PRIMARIO del sistema nervioso central, por lo que es considerado también como un portavoz de emociones. Esto se debe a que el psoas está conectado con el diafragma a través del tejido conectivo o fascia, por lo se ve afectado tanto en la respiración, como en el miedo reflejo.

Un estilo de vida acelerado y el estrés generan adrenalina que crónicamente TENSAN el psoas, preparándolo para correr, entrar en acción o encogerse para protegernos.
Si constantemente mantenemos el psoas en tensión debido al estrés, con el tiempo comienza a ACORTARSE y a ENDURECERSE.
Se dificultará así nuestra postura y las funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores de espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera, menstruaciones dolorosas o problemas digestivos.


El acortamiento del psoas provoca una tensión de las vertebras hacia abajo, ocasiona presión discal e hiperlordosis lumbar.
Ocasiona dolor lumbar, pinzamientos, tension en los iliacos y el muslo.
Estudiantes, oficinistas, conductores, …todos se ven afectados, las personas sedentarias sufren un acortamiento, asi como deportistas de ciclismo, spinning, trialón, futbolistas…debido a la flexión constante.

Por otro lado, un psoas tenso manda señales de tensión al sistema nervioso, interfiere en el movimiento de los fluidos y afecta a la respiración diafragmática.
De hecho, el psoas está tan íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas, que cuando está tensionado de forma crónica, está enviando al cuerpo continuas señales de PELIGRO, por lo que puede repercutir en el agotamiento de las glándulas suprarrenales y del sistema inmunológico.
Esta situación se ve agravada por la forma de sentarnos o por las posturas de nuestros hábitos diarios, que reducen nuestros movimientos naturales y constriñen aún más el músculo.

Un psoas liberado permite alargar mucho más la parte delantera de los muslos y permite a las piernas y la pelvis moverse con mayor fluidez e independencia.
Mejora la posición de la columna y de todo el torso, con la consecuente repercusión en la mejora de las funciones de los órganos abdominales, en la respiración y en el corazón.

Cuando cultivamos la salud de nuestro psoas se reavivan nuestras energías vitales y conectamos de nuevo con nuestro POTENCIAL CREATIVO.
En algunas filosofías orientales al psoas se le conoce como el «MÚSCULO DEL ALMA», un centro de energía principal del cuerpo.
La simple relajación del psoas y del diafragma a través del estiramiento, puede reducir espectacularmente los sintomas de dolor y posturales.
Cuanto más flexible y fuerte esté el psoas, más podrá nuestra energía vital fluir a través de los huesos, músculos y articulaciones.

El psoas sería como un órgano de canalización de la energía, un núcleo que nos conecta a la tierra, nos permite crear un soporte firme y equilibrado desde el centro de nuestra pelvis.
Así, la columna vertebral se alarga y a través de ella, puede fluir toda nuestra vitalidad.


Es curioso porque muchas de las personas que comienzan a hacer yoga desconocen, en realidad, qué es el Psoas Iliaco y dónde se encuentra. La mayoría de ellas acaba tomando conciencia de él cuando observa que está debilitado o rígido y no les permite llevar la pierna hacia adelante con libertad, en el saludo al Sol, o estar a gusto respirando en Virabadrasana , por ejemplo. Si eres de los que pasan muchas horas sentado/a delante del ordenador en el trabajo, o estás estudiando unas oposiciones, te interesa seguir leyendo.

Acortamiento del psoas…

¿Por qué se produce el acortamiento de este grupo muscular? Las razones pueden ser varias, pero principalmente se debe a la falta de movimiento a lo largo del día. Quizás no tengas la sensación de llevar una vida sedentaria, seguramente hagas tu práctica de Hatha a diario, vayas a correr un par de veces a la semana o estés apuntada/o al gimnasio.

Sin embargo, piensa que el día tiene 24 horas, 7 u 8 las pasamos durmiendo. Y otras 8 suelen dedicarse al estudio o al trabajo, generalmente en posturas artificiales y estáticas (y estar sentado frente al ordenador lo es).

Por todo ello, es probable que tus músculos hayan ido perdiendo movilidad y endureciéndose. Ya habrás escuchado más de una vez que, en el cuerpo humano, lo que no se utiliza habitualmente, tiende a atrofiarse.
Pero ¿Qué ocurre exactamente cuando el Psoas Iliaco está acortado? Por lo general, se produce una hiperlordosis a nivel lumbar, es decir, una curvatura excesiva en esta zona que hace que llevemos el peso de nuestro cuerpo a la parte baja de la espalda. Esto puede provocar lumbalgias con cierta frecuencia. Además, puede verse comprometida la marcha, ya que un Psoas demasiado rígido afectará también a la flexión de la cadera.

Por eso muchas personas, al dar la zancada hacia adelante en el Saludo al Sol, encuentran que su pie se queda muy por detrás de las manos. Asimismo, el movimiento de abducción de cadera que se hace, por ejemplo, en posturas como Ardha Chandrásana o Uttitha Trikonásana se puede volver complicado.

Si te has sentido identificada/o con esto, ¡enhorabuena! Has dado el primer paso: tomar conciencia de la dificultad. Ahora hay que ponerse manos a la obra para ir devolviéndole la elasticidad y frescura al Psoas Iliaco. ¿Por dónde empezar? A continuación, te damos algunas pautas básicas que conviene tener en cuenta:

Continúa con tu práctica habitual de Yoga. Si encuentras algún movimiento o asana especialmente complejo, ve poco a poco. Recuerda una de las máximas del Yoga: nunca debe haber dolor.

En tu prçactica, incide en posturas como Virabadrásana, Uttitha Trikonasana o Anjaneyasana . Ve hasta tu límite cómodo y quédate respirando un tiempo. Intenta relajar la musculatura con suavidad a la vez que estiras.

Si eres de los que, por trabajo o estudio, tienes que pasar muchas horas sentado, procura hacer descansos cada hora y media. Camina, haz un par de sentadillas o salta. Oxigenarás las neuronas y ayudarás a que tu musculatura se active. En tu tiempo libre, no sigas realizando actividades sedentarias, opta por salir a pasear, nadar, bailar, cualquier cosa que vuelva a movilizar el tren inferior.

Prueba los auto-masajes. Puedes utilizar una pelota para masaje miofascial, por ejemplo, o simplemente tus manos. Masajea el Psoas Iliaco en todo su recorrido. Así mejorarás la circulación sanguínea de la zona.